domingo, 31 de julio de 2022

NOCTÁMBULOS


Una de mis aficiones es la pintura, pinto a óleo desde el 2005, y tengo mi estilo

favorito: el neoimpresionismo.

Es un estilo que apenas tiene sombra, efecto 3d, solo el color, perfilado, distintas

partes separadas por el mismo color, o por colores más claros-más oscuros, para dar

efecto de volúmen.

Uno de mis pintores favoritos es Hooper, un pintor de los años 30-vanguardia beat

años 60. Sus cuadros reflejaban la riqueza de las clases altas, pero a la vez, se veían

solos, infelices, como de tenerlo todo, pero algo les falta.

La arquitectura y adornos de esos años se ve pintada en sus cuadros, las modas, los

peinados, coches, vida glamourosa, pero las personas no sonríen.

Me encantó un cuadro suyo “Noctámbulos”, es uno de esos cuadros que, cuando lo

veo, parece que me quiere contar su historia, porque historia tiene.

Y esa historia es la que os voy a contar (es ficticia, pero lo que aconteció a Hooper a

pintarlo, fue verdad).


CAP 1: BLOSSOM VILLE.

Eran las 5/00 de la madrugada, el viejo Billy iba dirección a su antigua, pero td

funcional, cafetería. Era el más veterano de tod@s los que trabajaban en el pueblo, el

decano, casi se podría decir uno de los fundadores de Blossom ville.

Pero ya estaba viejo, no respondía a las exigencias juveniles, a los nuevos tiempos de

vanguardia que se veían a lo lejos, el siempre, quejoso de las nuevas modas, la música,

la forma de expresarse…

Aquella mañana era diferente, él lo notaba en los huesos, en como silbaba el “Santa

Ana”, que le traía noticias.

“¡uf, algo malo traes hoy, Eolo, no silbas como otras veces, hay algo malo, pero lejano!,

¿Qué calamidad traes, maldito viento?”, y abría su santuario, su lugar de trabajo desde

más de 40 años.

Siempre tan responsable, no cambiaba su rutina: limpiaba las mesas, ponía derechas

las sillas, y preparaba su máquina de café, un trasto, según l@s vecin@s, su preciado

tesoro, según Billy, y esperaba a Mollie, la cocinera, que venía una hora más tarde.

Mollie era afroamericana, nieta de esclavos liberados. A fuerza de soportar

comentarios racistas, y de sacar de la ignorancia a los pueblerinos de mente cerrada de

Blossom Ville, se hizo un hueco en su sociedad.

Sus tortitas panqueques eran las más sabrosas del pueblo, y preparaba la Jambalaya

(arroz especiado con salchichas y langostinos) como solo las mujeres del Sur sabía


hacerla, tb era amante del jazz, soul, swing, y de los ritmos locos de esos años

posteriores a la gran depresión del 29.

Ella era el alma de la cafetería: ponía bonito el local, siempre había ramos de flores

frescas en las mesas, los manteles planchados, los vasos de siropes siempre llenos, los

tarros de miel limpios, sin chorretones.

Se encargaba de que los clientes estén a gusto, no solo hacía servicio de desayuno, tb

hacía almuerzos, batidos y natillas de postre, servía soda y hacía cocteles, y por la

noche, ricos caldos y tacos rellenos, burritos, fajitas, nachos y patatas fritas.

“buenos días Billy, te veo con algo agrio hoy”, “ufrr, hoy no estoy de humor, Mollie,

hay algo en el ambiente, algo malo va a pasar, pero no sé dónde”, “si, es verdad, mi

abuela tb me lo dijo, y ya sabes, Billie, que ella es May Dosantos (vidente vuduista) y lo

que dice, es palabra cierta”, “si, eso es lo malo, que no sabemos dónde…¡venga

“Brasilia”, haz un esfuerzo y haz rico café!”, “ya va siendo hora de que cambies esa

cafetera, ya lleva muchos años en el pueblo”, “si, pero “Brasilia” vino conmigo desde

Oregón, y no quiero separarme de algo tan especial, ¿sabes, Mollie?, la tengo desde

que Calvin Coolidge era presidente”, “¡ya tiene años, Billy!”, “y por eso se queda

conmigo, porque no hay nadie nada más que yo para entenderla…!uff, otra vez ese

ritmo loco!”, “vamos, viejo Billy, eso es swing, y ya sabes que le gusta a la juventud de

estos tiempos”, “¿eso es música?, ¡suena como un desfile loco de elefantes, monos

borrachos y salvajes de Tarzán con tambores y trompetas!”.

Mollie se reía por dentro, el viejo Billy exageraba, pero gracias a esos ritmos locos, su

cafetería se llenaba, y por los informativos y seriales que la radio emitía, a su hora.

“uhhh, a ver que dicen de la guerra en Europa, ese alemán quiere imponer su idea a la

fuerza, a base de tanques, granadas y bombas”, “si, ese tipo no me gusta nada, se

parece en ideas a los del Klán”, “ya, para mí que es el mismo perro, con diferente

collar”, “¿tienes familiares en Europa, Billy?”, “no, pero me gustaría ir ahí, ver otro tipo

de mundo, otro estilo de vida más tranquilo: arte, calles bonitas, fuentes, teatro…no

como este, que solo echan variedades, teatro de verdad, Shakespeare, Moliere, y leer

a Lord Byron, Alan Poe, Cervantes…Me gustaría ir a Europa cuando me jubile, y probar

sus tartas, guisos, ¡una buena empanada de riñones, con patatas asadas con

mantequilla, regada con un Chardonay y crepe relleno de crema como postre!, y

probar su café, cremoso, con nata y whisky por encima”, “¡y seguro que con un buen

vaso de whisky on the rocks al lado del crepe, viejo Billy!”, “¡ay, Mollie, como me

conoces!, ¿ya has hecho la masa de las tortitas?”, “si, está reposando, ahora frío el

bacon, las salchichas, los huevos revueltos y caliento los frijoles”.

Cuando la cafetería de Billy y Mollie abría, Blossom Valley despertaba, los 1ros en abrir

su local era el mecánico Tom y sus muchachos, que eran los 1ros que iban al café de

Billy. Después, abrían las tiendas de la galería comercial: modas Nicole, la mercería de

Sally, el mercado de O,meara (donde había de todo, desde chucherías, refrescos, hasta

latas de carne envasada y conservas de pescado), la pescadería-mariscos de Harry y la

repostería del matrimonio Sullivan.


El último en abrir era el teatro Odeón cínema, donde solo tenía 2 sesiones de cine,

pero, por las noches del viernes y sábados, echaban teatro de variedades, de esos con

chicas de plumas y lentejuelas que bailaban al ritmo del rag, boggie boogie, foxtrox,

charlestón, mezclado con actuaciones de talentos del pueblo: un mago (inmigrante

húngaro), el poeta, un humorista imitador de animales y personajes famosos y el

grupo de escolares, que solo actuaban en Acción de Gracias, navidades, Halloween, 4

de julio.

También estaba el colegio Saint Michael, llevado por la congregación del reverendo

Martin Joe, cuya iglesia se dividía en 2 cultos: protestante (diario-sábado), e iglesia

babtista (domingos, llevados por el reverendo afroamericano Padre Brown), a Mollie le

gustaba ir los domingos, a escuchar el coro gospell.

Tod@s tenían sitio en el café de Billy, desde los más madrugadores, hasta las bailarinas

cansadas de tanto baile y ensayo, las más tardías.

Así pasaban los días en Blosom Valley, pero, ese 7 de diciembre de 1941, iba a cambiar

para siempre el modo de vivir de nuestro tranquilo pueblecito de la América profunda.


¿Qué sucedió en esa fecha, que pasará en Blossom Valley?, el próximo capítulo se verá.


Realizado por: Mª del Mar Elías Revilla.

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