Una de mis aficiones es la pintura, pinto a óleo desde el 2005, y tengo mi estilo
favorito: el neoimpresionismo.
Es un estilo que apenas tiene sombra, efecto 3d, solo el color, perfilado, distintas
partes separadas por el mismo color, o por colores más claros-más oscuros, para dar
efecto de volúmen.
Uno de mis pintores favoritos es Hooper, un pintor de los años 30-vanguardia beat
años 60. Sus cuadros reflejaban la riqueza de las clases altas, pero a la vez, se veían
solos, infelices, como de tenerlo todo, pero algo les falta.
La arquitectura y adornos de esos años se ve pintada en sus cuadros, las modas, los
peinados, coches, vida glamourosa, pero las personas no sonríen.
Me encantó un cuadro suyo “Noctámbulos”, es uno de esos cuadros que, cuando lo
veo, parece que me quiere contar su historia, porque historia tiene.
Y esa historia es la que os voy a contar (es ficticia, pero lo que aconteció a Hooper a
pintarlo, fue verdad).
CAP 1: BLOSSOM VILLE.
Eran las 5/00 de la madrugada, el viejo Billy iba dirección a su antigua, pero td
funcional, cafetería. Era el más veterano de tod@s los que trabajaban en el pueblo, el
decano, casi se podría decir uno de los fundadores de Blossom ville.
Pero ya estaba viejo, no respondía a las exigencias juveniles, a los nuevos tiempos de
vanguardia que se veían a lo lejos, el siempre, quejoso de las nuevas modas, la música,
la forma de expresarse…
Aquella mañana era diferente, él lo notaba en los huesos, en como silbaba el “Santa
Ana”, que le traía noticias.
“¡uf, algo malo traes hoy, Eolo, no silbas como otras veces, hay algo malo, pero lejano!,
¿Qué calamidad traes, maldito viento?”, y abría su santuario, su lugar de trabajo desde
más de 40 años.
Siempre tan responsable, no cambiaba su rutina: limpiaba las mesas, ponía derechas
las sillas, y preparaba su máquina de café, un trasto, según l@s vecin@s, su preciado
tesoro, según Billy, y esperaba a Mollie, la cocinera, que venía una hora más tarde.
Mollie era afroamericana, nieta de esclavos liberados. A fuerza de soportar
comentarios racistas, y de sacar de la ignorancia a los pueblerinos de mente cerrada de
Blossom Ville, se hizo un hueco en su sociedad.
Sus tortitas panqueques eran las más sabrosas del pueblo, y preparaba la Jambalaya
(arroz especiado con salchichas y langostinos) como solo las mujeres del Sur sabía
hacerla, tb era amante del jazz, soul, swing, y de los ritmos locos de esos años
posteriores a la gran depresión del 29.
Ella era el alma de la cafetería: ponía bonito el local, siempre había ramos de flores
frescas en las mesas, los manteles planchados, los vasos de siropes siempre llenos, los
tarros de miel limpios, sin chorretones.
Se encargaba de que los clientes estén a gusto, no solo hacía servicio de desayuno, tb
hacía almuerzos, batidos y natillas de postre, servía soda y hacía cocteles, y por la
noche, ricos caldos y tacos rellenos, burritos, fajitas, nachos y patatas fritas.
“buenos días Billy, te veo con algo agrio hoy”, “ufrr, hoy no estoy de humor, Mollie,
hay algo en el ambiente, algo malo va a pasar, pero no sé dónde”, “si, es verdad, mi
abuela tb me lo dijo, y ya sabes, Billie, que ella es May Dosantos (vidente vuduista) y lo
que dice, es palabra cierta”, “si, eso es lo malo, que no sabemos dónde…¡venga
“Brasilia”, haz un esfuerzo y haz rico café!”, “ya va siendo hora de que cambies esa
cafetera, ya lleva muchos años en el pueblo”, “si, pero “Brasilia” vino conmigo desde
Oregón, y no quiero separarme de algo tan especial, ¿sabes, Mollie?, la tengo desde
que Calvin Coolidge era presidente”, “¡ya tiene años, Billy!”, “y por eso se queda
conmigo, porque no hay nadie nada más que yo para entenderla…!uff, otra vez ese
ritmo loco!”, “vamos, viejo Billy, eso es swing, y ya sabes que le gusta a la juventud de
estos tiempos”, “¿eso es música?, ¡suena como un desfile loco de elefantes, monos
borrachos y salvajes de Tarzán con tambores y trompetas!”.
Mollie se reía por dentro, el viejo Billy exageraba, pero gracias a esos ritmos locos, su
cafetería se llenaba, y por los informativos y seriales que la radio emitía, a su hora.
“uhhh, a ver que dicen de la guerra en Europa, ese alemán quiere imponer su idea a la
fuerza, a base de tanques, granadas y bombas”, “si, ese tipo no me gusta nada, se
parece en ideas a los del Klán”, “ya, para mí que es el mismo perro, con diferente
collar”, “¿tienes familiares en Europa, Billy?”, “no, pero me gustaría ir ahí, ver otro tipo
de mundo, otro estilo de vida más tranquilo: arte, calles bonitas, fuentes, teatro…no
como este, que solo echan variedades, teatro de verdad, Shakespeare, Moliere, y leer
a Lord Byron, Alan Poe, Cervantes…Me gustaría ir a Europa cuando me jubile, y probar
sus tartas, guisos, ¡una buena empanada de riñones, con patatas asadas con
mantequilla, regada con un Chardonay y crepe relleno de crema como postre!, y
probar su café, cremoso, con nata y whisky por encima”, “¡y seguro que con un buen
vaso de whisky on the rocks al lado del crepe, viejo Billy!”, “¡ay, Mollie, como me
conoces!, ¿ya has hecho la masa de las tortitas?”, “si, está reposando, ahora frío el
bacon, las salchichas, los huevos revueltos y caliento los frijoles”.
Cuando la cafetería de Billy y Mollie abría, Blossom Valley despertaba, los 1ros en abrir
su local era el mecánico Tom y sus muchachos, que eran los 1ros que iban al café de
Billy. Después, abrían las tiendas de la galería comercial: modas Nicole, la mercería de
Sally, el mercado de O,meara (donde había de todo, desde chucherías, refrescos, hasta
latas de carne envasada y conservas de pescado), la pescadería-mariscos de Harry y la
repostería del matrimonio Sullivan.
El último en abrir era el teatro Odeón cínema, donde solo tenía 2 sesiones de cine,
pero, por las noches del viernes y sábados, echaban teatro de variedades, de esos con
chicas de plumas y lentejuelas que bailaban al ritmo del rag, boggie boogie, foxtrox,
charlestón, mezclado con actuaciones de talentos del pueblo: un mago (inmigrante
húngaro), el poeta, un humorista imitador de animales y personajes famosos y el
grupo de escolares, que solo actuaban en Acción de Gracias, navidades, Halloween, 4
de julio.
También estaba el colegio Saint Michael, llevado por la congregación del reverendo
Martin Joe, cuya iglesia se dividía en 2 cultos: protestante (diario-sábado), e iglesia
babtista (domingos, llevados por el reverendo afroamericano Padre Brown), a Mollie le
gustaba ir los domingos, a escuchar el coro gospell.
Tod@s tenían sitio en el café de Billy, desde los más madrugadores, hasta las bailarinas
cansadas de tanto baile y ensayo, las más tardías.
Así pasaban los días en Blosom Valley, pero, ese 7 de diciembre de 1941, iba a cambiar
para siempre el modo de vivir de nuestro tranquilo pueblecito de la América profunda.
¿Qué sucedió en esa fecha, que pasará en Blossom Valley?, el próximo capítulo se verá.
Realizado por: Mª del Mar Elías Revilla.
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