El pasado martes 20 de abril, los chic@s de AVANCE salimos a ver los farolillos y los adornos de feria.
Por motivo del COVID, Semana Santa y feria, las fiestas de
primavera en Sevilla, se suspendieron, pero las hermandades adornaron los
pasos, se quedaron en sus iglesias.
Otro tanto pasó con la feria, sin casetas, sin luces, sin
portada... para mantener la alegría se pusieron atracciones, los puestos de
turrones, los helados italianos.
Adornos propios de la feria, en el centro urbano: farolillos, los palos con guirnaldas, las luces, las banderolas...Los remedios se traslada a la Av. Constitución-Plaza Nueva.
Quedamos para ver la feria en el centro, con desayuno en la
bodega San Eloy, cerca de la parada del metro Puerta de Jerez.
Ya, con el cafelito y las tostadas, ¡en marcha!, a ver cómo
está el Real.
Pero hubo cambio de planes, el Alcázar estaba cerca, y se
decidió visitar el palacio árabe-cristiano.
No había mucha cola, compra de entradas, cuánto cuestan, si
hay descuento.
Menos mal que no hacía calor, la espera se hace larga. El
guardia nos dio el permiso para entrar en grupo.
Sevilla en primavera: el azahar, el romero, pájaros
cantando, vuelos de golondrinas, y las rosas del Alcázar, grandes, tiñendo de
colores los patios de nuestros antepasados.
El mirto, verde vivo, ramas frescas, llenas de hojas que, si
las aplastas, se te queda el aroma del mirto en tus manos.
¡Qué pena, no teníamos guía! Los paneles indicativos
explicaban que hay en esa sala, el porqué de este patio.
Recuerdo la visita anterior, hace 2 años, esa visita si fue
con guía, y recordaba ciertos salones: el patio de montería, el salón de actos,
la sala de los embajadores, el palacio mudéjar.
Las leyendas de la sala de las muñecas, los naranjos con
azahar del patio de las doncellas, y el frescor de los salones interiores,
adornados con conchas vieiras, piñas, flores, panel de abeja, propios de la
cultura islámica.
Pasamos por los jardines, se nos olvidó la parte cristiana:
la reforma del rey Carlos I de España y V de Alemania, los salones de Felipe
II, y la leyenda sobre los baños de la favorita del rey, María de Padilla.
Los jardines tienen también su propia leyenda, más que
jardines, parece un sitio de juegos, ya que hay un laberinto de setos, fuentes
con sorpresas en su interior (picarescas ninfas, muy al gusto de Felipe II), un
órgano de agua, que cada hora suena, fuentes con personajes mitológicos (¡ese Neptuno
desnudo!), la fuente de Mercurio, con sus frescos sobre el trabajo, y sus
hambrientas carpas.
En el Alcázar, no solo hay plantas y fuentes, también hay
fauna, fauna típica de parques y jardines.
Como es primavera, los patos llaman a sus parejas, y se
pueden ver con sus patitos recién nacidos. Los pavos reales abriendo sus colas,
luciéndose para llamar la atención de sus hembras pavas, y llamando la atención
de los visitantes, sus colas son un espectáculo natural de luz y colores
reflectantes.
Peces de colores en las fuentes, con nuevas generaciones de
alevines, acercándose a la superficie, para tomar el agua calentita por el sol
de abril.
Los jardines del Alcázar son grandísimos, casi es un parque
de Mª Luisa dentro, pero, ya estábamos cansados de tanta hermosura y de tanto
caminar.
Y para celebrar que hemos visto un icono sevillano, nada
mejor que refrescos y tapitas en los bares cercanos, y pensar en la próxima
visita-salida.
Semana Santa dentro de las iglesias, feria trasladada al
centro, pero el Alcázar seguirá en su sitio.
Realizado por : Mª del Mar Elías Revilla.