Continuación de este artículo del mes de agosto
Seguimos con la historia del
manga japonés, y cometí una errata , el primer maestro manga no se llamaba
Happosay, se llamaba Hokusai. Dicho esto, seguimos.
Nos quedamos en los primeros
artistas europeos que vieron las pinturas de palacio, los impresionistas, y
como la sociedad no aceptaba esos nuevos cambios.
Pero con el modernismo, cambió un
poco la forma de ver el arte, y con la moda de lo exótico, los burgueses
compraban biombos, papel pintado, telas con motivos de flores, pero la pintura
japonesa, no estaba en las paredes de las mansiones.
Llegó la primera guerra mundial,
y en esa época, como que no había mucho arte, y lo único exótico eran los
bailes de Mata-Hari.
Y los felices años 20 entraron
por la puerta grande...y esta vez, el manga japonés se consolidó como tal.
Era para competir con las tiras
cómicas de los periódicos londinenses y U.S.A., eran historietas cortas, de 4 o
5 viñetas, historietas de humor con personajes ridículos.
Pero el manga como tebeo, salió
en un suplemento infantil, por episodios.
Se trataba de un niño travieso,
cuyos profesores y padres lo castigaron a servicios sociales: el niño, al
terminar la escuela, tenía que hacer compañía a una anciana.
La anciana no entendía los
adelantos de los años 20: luz, primeros aparatos eléctricos, la gramola, y el
niño, no entendía como la anciana pudo vivir sin esos adelantos, el mundo de
uno es extraño al otro.
Y era porque la anciana, en su
niñez y juventud, vivió en la época Edo, época de transición entre los samuráis
y el nuevo emperador: la anciana le cuenta al niño como era su vida de
campesina, los trabajos que hacían, las noticias del pueblo, cosas de su
familia. La trama del manga va de nostalgia por tiempos pasados en medio de
tantas cosas modernas.
Tan interesantes están las
historias de la anciana, que el niño prefiere estar con ella a jugar a los samuráis
y guerreros con sus amigos (preludio de lo que iba a pasar en pocos años).
En la segunda guerra mundial se
paró la industria del manga, salvo para hacer carteles de propaganda tipo “el
ejército te necesita”, “queremos voluntarios”, “¡dejaos de tanto té y a hacer
uniformes, mujeres!”.
Y ya sabemos cómo se rindió
Japón, por las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Japón perdió la guerra, pero ganó
en negociaciones: se acordó una amnistía para la población civil que trabajó en
la guerra, Japón regaló Hawái a U.S.A, y conservó su cultura propia.
En los años 50, el manga se
dividió según el género: shonen (aventuras y combates), para chicos, shojo
(princesitas y chicas con poderes), para chicas y hentay (tema erótico subido
de tono, desnudos), para adultos.
Apareció un fenómeno cultural
japonés que, gracias a la televisión, traspasó fronteras y llegó al mundo occidental:
el anime.
Pero, la historia de los años 50,
lo veremos en la siguiente entrega. Hasta octubre, blogueros de AVANCE.
Realizado por : Mª del Mar
Elías Revilla
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