No, no es la receta de septiembre, pero tiene que ver con la
cocina...y con leyes físicas puras y duras.
Estaba yo cocinando una de esas codornices descongeladas, ya
limpitas por dentro, de esas abiertas de patas y alitas pegadas, pescuezo
cortado.
Esas codornices están vacías por dentro, pero se pueden
llenar de aire...
Y la física, la física del sonido y el aire comprimido en un
cuerpo carnoso (y delicioso, al freirlo), puede jugarte malas pasadas, ya que,
al hacer cortes en la pechuga de la codorniz, para que el aceite y las hierbas
provenzales le den sabor, escuché un PITIDO lastimoso y chirriante.
¿esto que es?, ¡la codorniz está viva, es una codorniz
zombie!, miré de donde provenía el ave agrícola, no vaya a ser que sea de
Racoon City, laboratorios Umbrella (video juego resident evil).
Hice otro corte en la pechuga izquierda...y de nuevo el
pitido lastimoso, ¿me están dando mensajes subliminales los ecologistas
milenians, veganos, la asociación ecologista Gaia?.
¡a ver si esa
codorniz era el ave fénix!, ¡ikki!, ¿eres tu, Atenea Saori está de nuevo en
peligro, llamo a los restantes caballeros del zodíaco?.
No, estaba claro que
no era nada de eso, pero una se pone a imaginar cosas surrealistas,
frikis...una lo es y...
¡tú no vas a pitar más, por la gloria de mi madre, jarrrl,
siete caballos huyen de Bonanzaaa!, y empecé a darle cuchilladas, en plan
psicosis, para que la codorniz chirriante deje de pitar, ¡que nó, que esa
pavipollo menor se va a hacer frita, con sal y hierbas provenzales!.
Y la codorniz dejó de pitar : el aire que estaba contenido, comprimido, se
escapó con la fritada, salió burbuja de aire y se llenó el interior de aceite
hirviendo, junto con el tomillo, orégano, romero, eneldo, perejil, y sal.
Ya sabeís, cuando hagaís codornices, descongeladlas bien, y
abrirlas, para que el aire se escape y no os dé sorpresas auditivas como esta,
que eso parecía el correcaminos cuando lo persigue el coyote.
Realizado por : Mª del Mar Elías
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