domingo, 18 de julio de 2021

INFIERNO


No se como será el calorcito del infierno, pero en Sevilla, estamos a casi 50 º, debido a una ola de calor.

El cielo, antes azul, se ha vuelto gris nuboso claro, está condensado, saturado de humedad, pero la humedad no baja en forma de lluvia, lo que hace una atmósfera irrespirable, parecida a la del planeta Marte, pero en habitable, sin ser roja (es lo único que le falta para parecerse al vecino Ares).

¿Quién nos salvará de este infierno? ¿Supermán? ¿Elsa, de Frozen?, el único que puede cambiar esta situación es el fresco viento de Poniente, el que trae borrasca y nubes, el viento de las lluvias y tormentas.

Mientras tanto, las plantas se achicharran, la gente se mete en las fuentes, los turistas se bañan en el río Guadalquivir (que ya son ganas de meterse, hay ratas de agua), los aires acondicionados funcionando a pesar de la subida de la luz, los ventiladores, a toda potencia, o bien girando (si hay más de 1 persona en la habitación), o bien fijo (si estás sol@).

Por internet circula un chiste visual muy gracioso : se ve la lava de un volcán fluyendo y en el texto pone : “el río Guadalquivir a las 16:00”, razón tiene, cualquiera sale a Sevilla a esas horas.

Comparando ríos, el Guadalquivir es el Fleguetonte, el rio de fuego subterráneo del Hades.

 Sevilla es el mismísimo reino de Hades, con su calorcita, su Perséfone, toda quejosa, porque el aire acondicionado no lo puede poner por la factura de la luz, el perro, aullando, el pobre, también tiene calor, los niños, que si pueden poner su ventilador...y el padre, Hades total, diciendo a todos que noooo.

La gente se refresca como puede: meter las gorras en las fuentes, meter un piececito en la fuente, lavarse la cara en las fuentes, comprarse granizados, helados, polos, la cervecita en el bar, a pleno sol, sin la sombrilla de promoción ni esos vapores que en algunos bares los ponen para cambiar el clima.

Por la noche, ¡ah, por la noche, el tiempo cambia!, 10 grados menos, vamos, que si estás a 50º, a 40ª se está estupendo por la noche.

No puedes dormir, por mucho que se tenga la ventana abierta, y no es por los molestos mosquitos, es por el ruido de los aires acondicionados exteriores. En los pisos se estará fresco, pero en el exterior, el contínuo rum rum rum del ventilador no te deja dormir, el sonido de los grillos y chicharras tampoco te deja dormir, los ronquidos de los familiares no te dejan dormir, la tele de madrugada del otro vecino, el de Netflix ilegal, el que se pone las series a las 3:00 am, ese, tampoco te deja dormir.

La noche se convierte en el Tártaro, donde las torturas a los condenados no paran, lo mismo que el ventilador y los tiroteos de ataque del Netflix.

Cuando te acostumbras a todo el ruido nocturno, el bip bip bip del despertador suena, y te entran ganas de tirarlo por la ventana.

LA ODISEA DE ULISES GARCÍA.

Hora del desayuno, ¿es que no hay una máquina que haga café con hielo?, los niñ@s : “¡que hoy toca ir a la plaza de Españaaaa!”, “¿no podían estos niñ@s despertarse más tarde?”.

La plaza de España, la fuente salvadora donde sueñas con meterte, como en “la dolce vitta”, pero si lo haces, multa gorda.

Se agradecen esas gotitas que caen, pero cuando se te mete una super pompa de jabón en el ojo, no sabes si meterte, o meter al artista conceptual que hace las pompas, con b.s.o de Vángelis de fondo, para alterar más los alterados nervios sevillanos.

Los niñ@s quieren barquita, ell@s no ven que el riachuelo artificial está con algas, y huele raro, debido al calor las aguas de la plaza de España no se oxigenan bien.

“ ¡Venga opaaaá, que queremos barquita!·, “¿no es mejor tomaros un helado, una granizada, una cola de máquina?”, “¡nooooó, queremos barquitaaa!”.

Qué remedio, los niñ@s quieren algo que cuesta 20 €, 10€ de fianza, por si se cae alguien, o por si el turista avispado se lleva el remo como recuerdo, y otros 10 € del viaje y alquiler de barquita a remo, porque la “Enriqueta”, la motora, esa cuesta casi el triple.

Si a las calores pegajosas del bochorno ola de calor, le sumamos la barquita, el riachuelo que huele que alimenta, pagarle al barquero por el viaje, tenemos otra hadálica estampa : el mito de Caronte, el barquero cruzador del más allá.

Encima, tú tienes que remar, a las 13/00, con todo el apolíneo sol dándote en la cabeza, sin tu cerveza con cacahuetes, y tus criaturitas, cantando reguetón, que es lo que se lleva de moda.

Remas lo más rápido que puedas, para que eso se acabe, pero uno de los niñ@s reconoce a un amigo, que está montado en otra barca, lo saluda, se levanta, hay poco equilibrio en esa barquita tan pequeña...¡tod@s al agua!.

Se acabó el viaje, y encima, no te dan la fianza, porque esos accidentes se pagan, y más si es culpa tuya, por no avisar al niñ@, por no decirle que se esté quiet@.

“¡se acabó la plaza España, tod@s a casa!”, “¡pero si no hemos visto los patos, ni las palomas!”, berrinches y llantos, paciencia a punto de estallar, ¿Qué hacer, continúa la salida, coger el coche, meter a los niñ@s en la ducha, preparar la comida, poner el aire acondicionado a 19º?.

El héroe que está viviendo una odisea tiene que decidir, y rápido, que los niñ@s se convierten en Hulk rápidamente.

¿Quién le dice que no a esas caritas?, bueno, tal vez, el que está en tu mente ahora mismo, Herodes, hace algo que estás deseando, pero tú no puedes hacerlo.

“Bueno, ahora vamos a ver los patos, y luego, las palomas”, puestos de chuches en la laguna Estigi...en la laguna de los patos (huele peor que en la plaza España, al olor de agua caliente se le suma el olor a pato, y a sitio sin limpiar).

“¿A cuánto la oblea para echársela a los patos?”, “3 euros”, “¿no las hay más pequeñas?”, “no, ese es el tamaño que tenemos”, “¡opaaa, yo la quería de rosa!”, “pero si da igual el color, todas saben lo mismo”, “¡yo la quería rosa!”, llanto de la niña, otros padres mirando, y tú, que no sabes si comprar otra rosa (y otros 3€ gastados), o que la niña siga con su llanto caprichoso.

“Toma, anda, para que te calles y que la gente no me mire”, la niña, con su oblea rosa, y no es para echársela a los patos, es para comérsela. Otro llanto:  “¡buaaa, no sabe a fresa, esto no sabe a náaa!”, “echasela a los patos”, “¡nooo, es mía, buaaaa!”.

Paciencia a punto de perderse, el niño, que ha visto a su amigo, el de la barquita, y se juntan, los padres del amigo : ”tu hijo huele un pelín fuerte”, “a ver, se cayó a la plaza España, perdió el equilibrio”, “¿y por qué no lo llevaste a tu casa?”, “ellos querían seguir en el parque”, “¿qué te pasa, corazón?”, “¡buaaa, papa no quiere comprarme una galleta que sabe a fresa!, ¡no me gustan los patos, quiero irme a casa, con mamááááá”.

Paciencia perdida, ya no puede más en el parque : niñ@s llorones, padres criticando, gente que mira cotilleando : “Se acabó , Carmen, Andrés, nos vamos, ! que ya es hora de comer!, buenas tardes, y gusto de veros”.

Coche que está quemando, nivel huevo frito en el capó, se estropeó el aire acondicionado, ventanas abiertas, el aire del coche no deja oír el partido por radio, los niñ@s, que quite la radio y ponga el cd de Bad Bunny, media hora eschuchando autotune y “dale dale dale duro, toma toma toma toma, que a la morenita le gusta y lo goza”. No, no es Casimiro, ni Parchís, ni los Nins.

Llegada a la casa, al piso, donde espera Penélope, Andrómaca...o más bien Proserpina, porque en cuanto vio a los niñ@, todos mojad@s, y con el olor a plaza España metido...

“¡pero bueno, Ulises!, ¿Dónde te has metido con los niñ@s, no has visto cómo huelen?, ¡qué vergüenza!”, “yo...en la plaza España, alquilamos una barquita...”, “¿qué alquilaste una barquita, sabiendo que los niñ@s no saben nadar, en que estás pensando, Ulises?, ¡esta noche duermes en el sofá!”.

Se acabó el tranquilo día de domingo, con 50 º a la sombra, niñ@s que crispan los nervios, mujer enfadada.

Cena, peli de Esteven Seagal años 90, se le pasó el enfado a Proserpina, los niñ@s le dijeron como se habían caído, otra vez el Orfeo de los motores acondicionados, grillo, chicharras, el Netflix a todo volumen, hoy, Batman revienta al Joker con su bat-amanta, pijamita, y a intentar dormir.

1 am, Proserpina, toda alegre, despierta a su Ulises, “¿sabes, cielo?, ¡mañana vienen mis padres a almorzar!, tenemos que hacer compra: macarrones, chuletas, hamburguesas para los niñ@s, ensalada, 2 paquetes, un bizcocho para el postre, hielo, cerveza, refrescos...”.

Canto de sirenas para rematar el día, buenas noches, Ulises.

 

Realizado por : Mª del Mar Elías Revilla

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