Impactante día de reyes, el 6 de enero, todas las familias
recuperándose de los nervios, regalos, desayuno con roscón.
Descansando de las visitas, las bolsas de basura llenas de papel
envoltorio bonito, a punto de cenar...y de repente, el telediario.
No, no era Fernando Simón, ni el discurso del rey, la
sorpresa, o más bien el haba, fue la noticia con que se abrieron todos los
noticiarios de TVE.
¡Asalto al capitolio!, ¡¿pero esto que es?!
Cuando lo vi, creía que era un asalto a un centro comercial,
una ventana rompiéndose, acto vandálico, un banco, un@s okupas entrando en un
edificio, cosas propias de delincuencia urbana.
Pero no, era mucho más grave: miles de personas entrando en
la Casa Blanca como quien entra en el Nervión Plaza, muchedumbre enfurecida
interrumpiendo el nombramiento de Biden, el nuevo presidente electo.
¿Quién promovió el asalto, quién movió las masas hacia el
Capitolio? Donald Trump, que no aceptaba su derrota.
Que si fraude en las elecciones, que si votos comprados, que
si en algunos Estados no se contaba bien los votos, pataletas de adolescente
convertida en frustración adulta.
Y para evitar que Biden sea presidente, nada mejor que
liarla parda, interrumpir en la elección, romper ventadas, entrar por la
fuerza, demostrar supremacismo, banderas racistas, orgullo patrio obsoleto,
ideas casposas propias de evangelistas ultra nazis.
Tipos disfrazados de vikingos, a lo Braveheart, tipos que
parecían que iban de carnavales, en lugar de una revolución.
¿y que hicieron cuando entraron en el Capitolio?, ¡el ganso!
: frikadas, fotos selfies como diciendo en las redes sociales “¡miradme, estoy
sentado en el despacho del presidente!”.
No, de ahí no salió el líder estratega que cambiaba el
mundo, más bien salía el que buscaba sus 15 minutos de fama, que dijo Andy
Wharhol, el que busca protagonismo en los realities shows.
La verdad, fue revelador ese circo-asalto a la Casa Blanca:
demostró al mundo entero la cultura que tienen los U.S.A (escasa y de mente
cerrada), demostró que las masas que consumen T.V son fáciles de manipular, que
no piensan, solo actúan por obediencia, por borreguismo, no tienen ideas
propias “lo que mi presidente diga, lo que mi reverendo ordene en misa”, ese es
su ideal, ser controlado por los poderos@s.
Las imágenes parecían que era propia de países donde hay
inestabilidad política, países donde las personas se quejan de sus mandatari@s,
países dominados por dictadores que usan el
miedo para tener a la población en sus manos, países tercermundistas
¡Y no, no era El Salvador, Nicaragua, Guatemala, La India,
Ucrania!, era U.S.A, el país más poderoso del mundo, el que puede influir en el
precio de las materias primas que mueven todos los países, el que especula con
el petróleo, el de las franquicias multimillonarias, el de las multinacionales,
el de los lobbys que controlan la economía, las Bolsas de comercios...
El show freak del asalto al Capitolio hizo que se
adelantaran los pasos para el nombramiento de Biden, demostró la falta de
seguridad dentro del edificio, demostró lo fácil que pueden ser conducidas
ciertas clases sociales por medio de mensajes en las redes informáticas.
Cuando el poderoso se pone al nivel del mediocre, se
convierte en mediocre también, mal te veo, U.S.A, mal te veo.
Realizado por : Mª del Mar Elías Revilla.
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